Es lo que ocurre en estas latitudes. No es tópico, solo realidad. Las previsiones meteorológicas que se pueden manejar especifican lluvia a la una de la madrugada, y quizás en otras partes no tan afectadas por los cambios del viento acierten. Pero el Golfo de Cádiz es otra cosa.

Y aunque los anuncios de agua marcaban ya bien entrada la noche y madrugada, eran las ocho de la tarde cuando los partes en general adelantaban esa probabilidad a las 22 horas. Y ni siquiera aguantó a esa hora. Un buen nubarrón se dio prisa por aparecer desde Cádiz y la lluvia hizo acto de presencia en lo que hasta ese momento había sido un Domingo de Ramos en La Isla tremendamente excepcional.

Miles de personas en las calles, los cortejos con sus pasos encendidos en sus candeleros y candelerías de palios y la hostelería a rebosar. Se miraba al cielo confiando en que se cumpliera lo previsto al mediodía y primeras horas de la tarde, cosa que solo hubiera afectado a la Hermandad de Humildad y Paciencia en su regreso a la Ardila y que con toda seguridad, conociendo el ritmo que su junta de gobierno es capaz de imprimir al cortejo, lo hubieran solventado sin apenas despeinarse adelantando algo sus horarios camino de casa o recortando. Para las cofradías de Cristo Rey y Columna, no hubiera sido problema.

Pero lo dicho: aquí el tiempo está loco y llegaban las ocho y media de la tarde y los nubarrones comenzaron a descargar. A Cristo Rey la pilló saliendo de Siete Revueltas, a Columna por calle Rosario y Humildad y Paciencia se encontraba entrando en el embudo que supone Carrera Oficial.

En realidad no cayó ni una tromba ni constante, pero en San Fernando tenemos la costumbre de pensar que, en lugar de agua, viene ácido del cielo o algo similar, y todo el mundo se pone nervioso. El público corre despavorido y las procesiones, algunas, se descomponen innecesariamente. Es solo agua y, la verdad, anoche poca y corta.

‘La Borriquita’ estaba cerca de La Salle y apresuró el paso por Héroes de Baleares para recogerse, mientras que Columna poco podía hacer, enfilando el cortejo Rosario para Murillo. Solo existía la posibilidad de enfilar Real hacia arriba y a su templo, eliminando el paso hacia su barrio por Almirante Cervera, que hubiera sido una aventura. Recogidos sus enseres principales, el paso de misterio con la última sección de penitentes y presidencia se dirigieron hacia la Iglesia Mayor con cada vez más público arropando al Señor en su imponente paso de misterio, extraordinariamente cargado todo el recorrido que pudo realizar. El palio de la Virgen de las Lágrimas, siempre acompañado por su vestidor José Muñoz Moreno que le ha dado a esta dolorosa un empaque excepcional -y a la hermandad un nuevo simpecado extraordinario- no podía agilizar el ritmo por una calle tan estrecha como La Herrán, de modo que sus cargadores se deleitaron, toda vez que el Señor también porque la lluvia había desaparecido. Y si volvía a surgir, apenas restaban treinta metros para casa…

La recogida de Columna fue multitudinaria. El Señor no esperó a la Virgen como es costumbre, era ya tentar demasiado al cielo aunque no cayera una gota más. Entraba justo a las 21:13 horas. No se cabía en una plaza que vio como el precioso palio de las Lágrimas se recogía alrededor de las diez menos cuarto de la noche. En definitiva, tres horas y media antes de lo previsto, pero entre numerosos aplausos y el calor de quienes no dejaron sola a la cofradía en ningún momento.

¿Y Humildad y Paciencia? Complicada papeleta cuando la lluvia hizo acto de presencia y el Cristo se encontraba justo frente a la Iglesia Mayor y su cortejo en Carrera Oficial. La cofradía decidió continuar su itinerario y para ello proteger al Cristo que tallara Alfonso Berraquero con un plástico e ir a ritmo de paso ligero en el tambor, entre los aplausos de quienes habían abandonado sus sillas en Carrera Oficial y estaban refugiados en los toldos de los comercios de cada acera de la calle Real. Todo este vial, hasta que al cesar la lluvia se decidió suprimir la protección, la hermandad enfiló Duque de Arcos y cortó itinerario. Dado que el cielo era generoso, la cofradía decidió rendir tributo a su barrio, pleno de devotos en sus calles, y cercano al templo, también decidió que ya estaba toda la suerte echada y era el momento de no dejar a los isleños e isleñas sin sus titulares luciéndose. Se interpretaron numerosas marchas, el Señor esperó a la Virgen y a las 23:30 horas entraron en su templo.

Punto y final a un Domingo de Ramos atípico pero no trágico. Ni por asomo. El buen hacer y la capacidad de decisiones tomaron las riendas del tema, así como la coordinación a cargo del Consejo de Hermandades. Todo el mundo en la calle consultando la app ‘Semana Santa de San Fernando’ para ver on line por dónde discurrían los cortejos y enterados. Felicidades a las tres hermandades y a todas las partes implicadas, incluida la labor policial.

Que cunda el ejemplo para próximos días. Hoy mismo, Lunes Santo, que el panorama es incierto.