Habían pasado algunos minutos sobre las ocho y media de la tarde y en estos momentos cobraban importancia dos momentos cofrades del Lunes Santo: la Hermandad del Ecce-Homo entraba en Carrera Oficial y la cruz de guía de la Archicofradía de Medinaceli se plantaba ante la puerta del convento de las Madres Capuchinas, rodeada de un piña de fieles dispuestos a vivir el paso de la segunda cofradía del día por la calle Constructora Naval. Un rato antes había dejado este vial la Hermandad de los Afligidos que ya había entrado en Churruca, camino de la iglesia del Santo Cristo.

Y fue precisamente en el momento de la venia de Ecce-Homo y una bajada de la cruz de guía del Cautivo cuando, especialmente en este último caso, sucedió algo sorpresivo: ambas hermandades se volvían al unísono desde sus posiciones.

Tras intercambiar opiniones que el público desconocía, las dos cofradías habían sabido que la amenaza de lluvia prevista para horas después, para las primeras horas del Martes Santo, podía adelantarse y el cielo se tornaba cada vez mas nublado. El jefe de procesión de Ecce-Homo vio varios ‘fusilazos’ de relámpagos mientras la cruz de guía de la cofradía pastoreña emprendía camino del palco de Carrera Oficial. Pero no dejó que continuara. La hermandad comunicó al Consejo que seguir por este enclave era introducirse en un embudo del que sus pasos no podrían salir ni realizar una maniobra de vuelta, y delante de ella llevaban a Medinaceli. Es decir, se podían encontrar en un embotellamiento del que no cabía escapar rápidamente si llovía y a merced del ritmo de la hermandad de la Iglesia Mayor que también decidió que lo mejor era tornar su cruz de guía -con cierto desconcierto del público- para enfilar González Hontoria abajo y buscar la Iglesia Mayor por Rosario.

Y entonces la gran noche se trastocó toda. Los móviles se saturaron, la gente buscó los pasos apresuradamente y Ecce-Homo volvía a las curvas de Capitanía con el palio delante del misterio de Jesús presentado al pueblo. Eso sí, lo hacían por Maldonado, la calle de su casa de hermandad, ya que la misma distancia había por Manuel Roldán que por aquella a la hora de regresar.

Mientras, la bajada de González Hontoria era entera para Medinaceli y Afligidos ya iba hacia su templo. Eran las 21:25 horas y el misterio dorado de los Estudiantes se encontraba en la Plaza Madre Teresa de Calcuta, dispuesto a la maniobra de entrada. A las cinco de la tarde, y por si acaso, la junta de gobierno ya había decidido adelantar todo lo posible si recogida. Se corrió el rumor de que a las nueve de la noche, aunque en ningún momento se confirmó oficialmente ese horario. Se trataba simplemente de ir a ritmo dinámico y cuando se llegara, al templo y punto final. No obstante, sí recortó su itinerario y suprimió la zona de la capilla del Cristo Viejo. Ya antes, a la salida, Ecce-Homo y Medinaceli también tenían claro que la calle Ancha se quedaría esperando para el próximo año a la primera, al decidir bajar Colón tras salir de Constructora Naval, y Medinaceli iba a buscar su templo tras pasar por Capuchinas pero también por Colón. Eso ya se había anunciado por el Consejo, a través de los medios de comunicación, la app municipal y reflejó SFC en su facebook, actualizado constantemente con fotos y vídeos de lo que sucedía.

Sucedió lo mismo que el Domingo de Ramos, de manera que cuando Ecce-Homo y Medinaceli llegaron a aproximarse a sus sedes canónicas, la confianza ganó terreno porque, al fin y al cabo, si llovía, en apenas unos minutos tenían cerca sus iglesias. De modo que ambas se recrearon, las marchas sonaron y los aplausos dieron calor a unos cortejos curiosamente amenazados de una lluvia que finalmente no cayó, pero totalmente encendidos en sus pasos y cirios de hermanos, conformando una bella estampa cofrade. Ni en la plaza de la Pastora ni en la de la Iglesia cabía un alfiler y, fue el palio de la Virgen de la Trinidad de Medinaceli el último paso en entrar,  a eso de las once menos cuarto de la noche.

Y así acabó una jornada más que, si bien no sufrió la lluvia, sí la amenaza y una cierta psicosis de precipitaciones que puede afectar también hoy Martes Santo a los cortejos. Habrá que guardar la calma y especialmente entre el público para evitar accidentes. Al fin y al cabo, es solo agua.